lunes, 28 de abril de 2014
MUCHAS PREGUNTAS, DISTINTAS RESPUESTAS
¿ Por qué tengo que escribir todos los días algo brillante, algo inspirador? ¿ por qué sigo haciendo méritos? ¿ por qué sigo buscando la aprobación de ajenos y extraños? por la madre de todos los problemas: la falta de amor propio. Aún así, a pesar de todas las cosas que estoy descubriendo en este nuevo camino de rosas y espinas he visto que de aquí hacia adelante, que ya no puedo recular, puedo intentar hacerme la bruta, ciega y sordomuda. Pero la realidad es palpable cada día. ¿ Por qué tengo yo que cambiar la vida de los demás si a veces no puedo con la mía? ¿ Cómo pretendo ser el planeta de nadie, cómo quiero que alguien sea mi astro y gire a mi alrededor ? Si ni siquiera sé que planeta soy, que características tengo, si a veces llueve y a los dos minutos sale el sol, si no entiendo ni yo porque a veces soy frío o calor. Lo único que sé es que no sé nada, es que no soy ejemplo de nada. Soy una más entre la multitud, una persona que expresa en unas líneas lo que se le pasa por la cabeza. A los inicios de este blog yo pretendía salvar a esas almas perdidas, que iban por la vida sufriendo como yo, quería dar lecciones de cómo se dejaba de sufrir, de cómo se hacían las cosas bien. ¿ A quién pretendo engañar? ni aunque me convirtiera en una gurú de la vida y sus contratiempos lograría quererme más. La vida no es ir colgándose medallas, no es recibir aplausos haya por donde vayas, no es que todos reconozcan tu talento. La vida es vivirla cada momento, es no desperdiciar el instante, es vivir el presente y olvidar el pasado y futuro. Cada uno debe vivir su vida a su manera y, lo que a mi me viene estupendo a cualquiera que me lea le puede venir mal no, lo siguiente. Porque todos somos ediciones limitadas, porque cada uno estamos impresos en un material, en una pasta distinta al de enfrente. Lo que hay que hacer con la vida es nada más y nada menos que preocuparnos por la nuestra. Que nadie confunda esto con egoísmo, por favor, pero yo no puedo pretender arreglar los pedazos rotos de todos los jarrones que encuentro a mi paso cuando tengo el mío sin pegar, sin recomponer. VIVIR en mayúsculas es estar seguro, es no dar un paso atrás si los demás piensan que te equivocas, es ir por tu camino sin pensar en quien te ama o quien te odia, es que te importe nada y menos la opinión de los demás, que no dejes que te afecte lo que vean los demás de ti. ¿ O acaso nosotros no vemos a veces a las personas distorsionadas? que levante la mano el que nunca se haya llevado una idea preconcebida de alguien. La belleza, las buenas personas, la seguridad, el amor, cada uno lo percibe en las personas de manera diferente. Alguien que parta ti es lo mejor para mi puede no serlo o no transmitirme nada, porque su onda y la mía están en zonas diferentes, porque no empastan, porque son de compañías que se hacen la competencia. ¿ Por qué entonces nos empeñamos en caer bien a todo el mundo? ¿ en que todos tengan una idea maravillosa de nosotros mismos? ¿ tal vez será por qué hay días, en los que se nos hace tan insoportable, tan cuesta arriba meter la cabeza en nuestra alma que vamos por la vida mendigando aprobación? Como dice una canción de Melendi: "porque yo soy mi primer amor y mi peor enemigo, que me quiero a la vez que me hago las espuelas de Cristo" Que yo opino, que el que se hace esto a su mismo, de manera gratuita, el que un día se pega una bofetada y al siguiente se besa es porque no sabe ni quién es, ni lo que quiere y por encima de todo, porque ni se conoce ni quiere conocerse. Y no es una lección, es una "autocrítica", un examen profundo de conciencia. Primero hay que quererse de verdad; ¡ojo al dato! que nadie confunda quererse con adorarse. Aquí nadie es más que nadie, aquí nadie es Dios del Olimpo y los otros siervos, derribemos esos pedestales en los que nos elevamos o elevamos a otros por encima de nosotros. Nadie es mejor que nadie. Y me lo digo a mi misma para ver, si algún día de tanto repetirlo se me queda grabado. No hay decisiones buenos o malas, gente cruel y gente santa, sonrisas o lágrimas, amor y odio, rencor o perdón. Lo que hay son personas, que se empeñan en interpretar, en juzgar, en analizar cada gesto del prójimo cuando, ni siquiera se conocen a ellos mismos.
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