lunes, 7 de abril de 2014

BOLLO DE PASCUA

¿ Qué es lo que pasa cuándo llega la Semana Santa? pues que en esta familia la gente se pone a hacer bollos. Para quien no sea de la zona yo le explico lo que es: una especie de mantecado ( aquí la dieta mediterránea nos la pasamos por el forro)  Se meten en la cocina y van de supermercado en supermecado comprando los ingredientes. Es como cuando les da por hacer salsa de tomate y compran pimientos como si tuvieran complejo de ser un Carrefour. Que si, que os sonará raro pero es una salsa de tomate con pimientos ( no sé que más lleva, yo de la cocina paso) pero esta buenísima. Una vez quise que ampliaran mercado y la pusieran a la venta pero no quisieron. No saben la de perras que podríamos haber ganado con eso.
      Imaginaros la papeleta: aquí la comedora compulsiva transportado el preciado manjar hasta casa. Yo no quería pero mi tía la Divina es muy repostera y me lo hizo con todo el amor de su alma. Es como si a un drogadicto le regalas una raya de coca pero ella, la pobre como no me ha visto dándome un homenaje cree que con la voluntad basta. Barajo la idea de grabarme un día comiendo para acojonarles y que dejen de hacer postres y traer dulces. Ya  si eso, si veo que en unos meses no entran en razón me grabo. Hablando en serio, nunca haría algo así, básicamente porque la gente con este problema cuando hacemos estas cosas lo hacemos solos y con cada bocado nos sentimos cada vez peor.
   En defensa de mi tía voy a decir que este año solo ha sido un bollo de un piso. Mentiría si dijese que no voy a probarlo, lo probaré pero con mesura. Afortunadamente tengo el estómago echo un desastre y por tener ya no tengo ni hambre. Que creí que tenía una úlcera de estómago pero igual esto es del estress o de la medicación o vete tu a saber de que. El caso es que ahora, me ha dado por somatizar enfermedades. Vamos, que un psiquiatra conmigo tendría para hacer una trilogía. Por cierto, para lo que estáis preocupados por mi salud bucodental: que ya pasó todo, dejó de doler. Sin dentistas, ni neurólogos ni nada de nada. Mañana o pasado puede que me de por pensar que soy coja o diabética....quién sabe que tendrá preparado para mí mi mente paranoica. El caso es que mi enemigo está en la cocina, precintado y con una bolsa encima. Yo sé que el esta ahí y el sabe que yo estoy ahí, nos atraemos como imanes, como polos opuestos pero de momento yo mantengo la distancia de seguridad. Estoy pensando en gente  a la que poder endosarle un trozo, para que desaparezca de mi vista pero no veo opciones. Básicamente porque mi tía va a hacer bollos casi, casi para toda la ciudad. Somos así, lo hacemos todo a lo grande. A ellos les da por lo culinario, algo más sano y menos enfermizo y a mi por emparanollarme. Modificando una frase de Albert Espinosa: " Cada familia tiene el número de imbéciles que se puede permitir" En este caso la imbécil soy yo y ahí se cerró el cupo, porque si somos cuatro gatos y hay algún imbécil más no daríamos a basto. Ya os seguiré contando como fue mi lucha contra "EL BOLLO". He generado un mecanismo de defensa para cuando me apetezca hincarle el diente: visualizaré mi culo como si fuera del tamaño de Brasil, veré el suave y flácido contoneo de mis michelines o mejor aún: pensaré en todo lo que me va a costar bajarlo haciendo aerobic. Os dejo unas fotos para que veáis lo artista que es mi tía. Aviso a la mala gente, que sé que hay y mucha, el bollo de dos pisos no es el mío, yo no engaño, es para que apreciéis en todo su esplendor como es un bollo de Pascua.




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