Si ya lo decía la canción "No puedo vivir sin ti, no hay manera" pero hasta que no lo leí en el libro de Albert Espinosa ( Si tú me dices lo dejo todo, pero dime ven) no llegué a entender el verdadero significado de esas palabras. El texto era algo que los personajes se decían cuando se encontraban en situaciones límites y decía así:
- No puedo vivir sin ti.
-Sí, si que puedes
- Si pero no quiero
Después de leerme aquello, lo entendí todo. No es que nadie se muera si el otro se va, lo que ocurre es que no queremos vivir sin nuestra otra mitad, no queremos aceptarlo. Y pensándolo en frío, es un concepto básico, hasta "cae de cajón" como se dice vulgarmente. Pero yo, hasta que no lo vi escrito nunca me había parado a pensarlo. Cuando leí aquel libro estaba en un momento sentimental complicado, buscando los por qués a cosas que no tenían sentido. Necesitaba entender por qué se iba de la misma manera, con lo misma cobardía, con las mismas palabras, con la alevosía de antaño. Y si os digo la verdad, creo que no hay ningún por qué, te vas porque quieres irte, porque ya no quieres lo suficiente, porque el de enfrente ya no te da lo que necesitas. Federicco Moccia decía en "Tengo ganas de ti" que cuando un amor se acababa se podía encontrar de todo menos un por qué. Y creo que es verdad, que buscar los motivos, o los fallos que hemos cometido no sirven para nada. Pero yo, como todos, busqué cada falta cometida, y no solo la primera vez que se fue si no la segunda también. Me puse en modo " Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa" y solo me sirvió para herirme más, para partirme un poquito más el corazón ( si es que era posible que se hiciese añicos aún más)
Imagino que el verdadero problema aquí, que el enemigo número uno eres tu mismo, sin querer, de manera inconsciente. Yo me puse la venda y me volví bruta, ciega y sordomuda. Me había creado una realidad paralela, había justificado lo injustificable y claro, el día que me di de bruces, la caída contra el suelo me dejo "cerrada por derribo" Tampoco es que él fuese muy claro, pero las alarmas saltaban por todos lados y yo no quise oír ninguna.
Supongo que me pasó como en el libro, que no quise vivir sin él, que me parecía inconcebible mi vida sin la suya a mi lado. Y lloré mucho, y me dolía tanto que me sentía como si me hubiesen partido por la mitad. Desee muchas veces levantarme una mañana y no acordarme más de aquel nosotros, de aquellos ocho años. Pero llegaba la noche y solo podía pensar en que ya no estaba, en que no iba a volver, en que me había dado el golpe de gracia no una, si no dos veces. Y mientras mi cabeza me decía que aquello era lo mejor, que esa tortura mutua a las que nos sometimos voluntariamente se había acabado, mi corazón no me dejaba olvidar. Y yo quería pero no podía. Se me caían las razones para olvidarle como un castillo de naipes y esa batalla interna, esa pelea a vida o muerte entre la razón y el corazón agota a cualquiera. Y un buen día dejé de luchar, decidí que el día que me tirase el corazón lloraría y buscaría los motivos y que, el día que venciese la razón estaría cuerda y reconocería que largarse es el mayor regalo que me pudo hacer nunca.
A día de hoy, ya no hay lágrimas, solo quedan punzadas de dolor y el único por qué que me gustaría responder en si algún día se irán esas punzadas. Si algún día cuando vea un coche como el suyo, o me venga un recuerdo a la mente no sentiré como me escuece la cicatriz. Ahora, lo que me duele es que se lo ha llevado todo: lo que yo era, lo que yo creía. Y me siento como si hubiese dejado un espectro, como si la última vez que decidió cruzarse en mi camino y largarse sin mirar atrás se hubiese llevado mi esencia. Y ahora estoy en un punto extraño, en un punto en el que tengo tanto miedo a que me engañen, a no saber distinguir entre amor y ficción que prefiero que nadie se acerque, que nadie venga para después irse y me deje con el corazón destrozado en una mano y las ilusiones perdidas en la otra. En cierto modo cuando él me dijo "no tengo claro cuando tiempo llevo sin quererte" creo que yo misma me lo dije a mi también. Ni él ni yo me quería. Pero también se que esto va a cambiar, con el tiempo, cuando las aguas se calmen, cuando sea capaz de limpiar los restos que ha dejado el temporal en mi alma volveré a quererme, a sonreír, a ilusionarme por las pequeñas cosas del día a día. Y si algo he sacado en claro de esto es que nadie, NUNCA, JAMÁS, DE NINGUNA MANERA, va a volver a conseguir que deje de quererme, porque, por encima de todo, puedes y debes querer al de enfrente pero SIEMPRE SIEMPRE quererte a ti más.
Me despido con una frase que encontré un día navegando por Internet y que tengo en un vinilo en mi habitación, para darme ganas, para decirme que esto no se ha acabado aún, que las batallas se pueden perder pero que la guerra se puede ganar igualmente.
"TU ESENCIA NO SE HA PERDIDO, SOLAMENTE DUERME, HASTA QUE TU DECIDAS DESPERTAR"
No hay comentarios:
Publicar un comentario