Con Suárez me pasaba como con Mandela: me despertaba mucha ternura. Lo poco o lo mucho que se de él es de oidas. Pero siempre me ha parecido un hombre admirable, un ejemplo de lo que es ser un político honrado (cosa que hoy en día escasea) que supo irse cuando supo que no se le quería, un hombre que antepuso los intereses del ciudadano de a pie a los suyos propios; valor tan encomiable como escaso en estos tiempos que corren.Creo que siempre le he admirado y respetado por la valentía que demostró el 23F, allí de pie a pecho descubierto. Era un político de sentimiento y no de nacimiento (como todos esos chupa tintas de ahora, que les viene la política en el árbol genealógico)
Y la vida tampoco se lo puso fácil, tuvo que ver morir a su mujer y a su hija y padecer el cáncer de la otra primogénita que le quedaba.Con una vida como la suya creo que mi mente también habría tomado el camino fácil y optaría por el olvido. Que cruel y despiado me parece el alzehimer! que el primer presidente de la democracia no sepa qué lo ha sido me parece inconcebible. Hoy se nos ha ido un GRANDE en mayúsculas. Eso sí, peleando con ese resquicio de alma rebelde que la enfermedad no le pudo arrebatar. El cielo cada vez esta más lleno de gente extraordinaria. Descansa que ya te toca pero, de vez en cuando manda un poco de esa cordura tuya a nuestros gobernantes, que falta les hace y nos hace. Hasta siempre Presidente!
domingo, 23 de marzo de 2014
Adolfo Suárez
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