domingo, 9 de marzo de 2014

ALGÚN DÍA

Esto lo escribí hace tiempo, cuando creí que me había hartado de quererle. A día de hoy no se en que punto estoy. Unas veces le echo de más y otras de menos

Recuerdo cuando dijiste “algún día me darás las gracias por esto” pensé que habías perdido la cabeza, que tanta daño gratuito te había pasado factura. Aún siento como el mundo se derrumbaba bajo mis pies, tanta desesperación, tanta necesidad de retenerte, de evitar que te escapases de entre mis dedos. Ahí estaba yo, en el mismo lugar, de la misma manera, como el depredador que rodea a su presa para evitar que huya (¡qué error tan grande!) Te fuiste y volví a pensar que no me importaba nada, que nada tendría sentido ya. Simplemente quería acurrucarme en una esquina sin ver, oír ni sentir, con llorarte hasta que no quedasen lágrimas tendría más que suficiente. Recuerdo que me desperté al día siguiente y pensé: Es real, ha vuelto a pasar, no es un sueño y creí que no volvería a estar cuerda nunca más. Detrás de tanto pensamiento oscuro vino otra vez ese dolor que sacaba fuera lo que mi alma gritaba; que salía de mis malditas entrañas apaleadas. Un dolor mental más poderoso que cualquier dolor físico y pensé que si me hería tanto y tan a menudo acabaría por devorarme. 
Pero de repente un día todo cambió. Ahora ya no me importa si llevas meses, años o un lustro deseando coger el camino y largarte, me sobran las explicaciones, las razones, las ecuaciones mentales que no supe despejar, nuestro todo sin tu nada o tus nunca jamás en oferta de 2x1. Siendo sincera por sobrarme me sobra todo. Con la cicatriz grabada a fuego que me ha quedado estoy más que servida. Hubiese querido un “hasta aquí hemos llegado” más temprano y civilizado, con menos olor a podrido y más buenas intenciones pero, ya se sabe que mal acaba lo que mal empieza.

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