sábado, 13 de diciembre de 2014
CORAZÓN EN LA MALETA
Ya está casi todo recogido,ni rastro de mi entre estas cuatro paredes. Sólo espero no olvidarme el amor propio, el corazón o las ganas de vivir aquí. Si tuvieran que enviármelos por mensajería tardaría demasiado en recibirlos y, aunque ahora solo quiera estar tirada en el suelo sé que debo caminar, aunque sea a empujones. Y es que, mi mayor delito es haberlo intentado, es ser yo misma, es dar lo mejor de mi, es haber querido dejarlo todo, empezar de cero con un "ven" Pero,la vida reparte tus cartas, sin derecho a réplica, sin anestesia y tú haces lo que puedes para entenderlo, para aceptar ese "vete" que no quisieras haber oído jamás. Ese maldito punto de inflexión en el que el cuento pasa a pesadilla, en el que duele hasta respirar, en el que quieres y no puedes parar de llorar, en el que te cuelgas el cartel de cerrado por derribo, no molestar, peligro por desprendimiento o cualquier otro que exprese tu pena. Y navegas entre el sentimiento de "nunca más" y el de "si no me mataron otras cosas esto tampoco" Y si tengo que entonar el mea culpa digo bien alto que soy culpable de haber intentado hacerte feliz, de sorprenderte, de comerte a besos, de amarte hasta quedarme agotada, de luchar por un nosotros, por un mañana más hermoso. Y aunque ahora me sienta como ese diamante de Swarosky en el escaparate de una joyería, ese que todos miran pero que nadie compra se que algún día dejaré de emitir destellos para que me den un hogar, para que alguien se enamore de mi y de mis complejidades
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