Y después de tanto dolor, de tanta "crónica de una muerte anunciada" me di cuenta de que la gente no cambia: que, o amas lo que ves y lo aceptas o estás perdid@, que nadie debe tener el poder para hacerte sentirte culpable, que nadie debe manejar tus hilos, que tú felicidad y tu desgracia no giran en torno a su mundo y si lo hacen es porque tú lo consientes. Entendí que no por mucho dar (hasta la extenuación, hasta la locura, hasta la crucifixión) iba a recibir. Inmólate por su causa si quieres pero, mientras tú te consumes entre llamas él estará ahí viendo como ardes, como dejas tú vida hecha cenizas por alguien que no sabe más que amarse a sí mismo, que no sabe o ;no quiere ni puede amarte mejor, por un narcisista, por un infiel o por un gilipollas emocional esclavo de su pasado. Ponle la etiqueta que quieras a tú Dios imaginario. Yo he levantado muchos templos para deidades que no eran más que egoístas corrientes, cobardes sin escrúpulos, solitarios asustados por tanta soledad y gallitos de boquilla enamorados hasta la médula de alguien que les dejó el gallinero vacío. Y el esfuerzo titánico con que construí cada templo tuve que usarlo más tarde para derribarlos y derribarme yo también, para acurrucarme entre las ruinas de mi nueva vida fallida. Y daba igual el calor o el frío, la lluvia o el sol, las nubes o el cielo despejado. Porque en ese estado, en ese maldito punto en el que, quien más, quien menos habrá estado ;solo podía sentir dolor, culpa y vergüenza. Como el arquitecto que se tortura porque su peón ha cometido un fallo, como el profesor que se cree mal docente porque su alumno suspende. Así estaba yo: anestesiada, "herida de muerte", "cerrada por derribo", drogada por mis propias lágrimas, muriendo en vida por el egoísta de turno, por alguien que acumulaba ya muchos balances negativos, por alguien incapaz de evitarme una sola noche de sufrimiento y que, no contento con ello acumulaba a sus espaldas muchas noches insomnes de mi existencia mientras él dormía a pierna suelta. Pero esto no se trata de echar balones fuera, de ser víctimas y ellos verdugos; esto va de quitarse la venda de los ojos y comprender que nadie te hace nada, que te lo haces tú a ti mismo: con cada consentimiento que no debes consentir, con cada esfuerzo, con cada nueva demostración que le haces mientrás él esta sentado comiendo palomitas viendo como tu diriges, solucionas y vives la película de "vuestra no vida" por los dos. Y la enseñanza que saco después de tanto desencanto, de tanto cuento sin final feliz es que quien no da nada no merece nada, quien te hace infeliz, desgraciada, loca, codependiente, reina sin reino solo merece que pongas punto y final, que pases página, que te largues con paso firme antes de que estés de rodillas mendigando por un amor de saldo que te impida reaccionar, merece que,con el corazón en una mano y la razón en la otra le digas alto y claro: A TI TE QUIERO PERO A MI ME QUIERO MÁS.
viernes, 21 de noviembre de 2014
CONTIGO APRENDI #amor #AbsurdaCenicienta #Desengaños #Dependencias #CrecimientoYAprendizaje
Si alguien me preguntase un día ¿ha merecido la pena tanto sufrimiento en nombre del amor? Yo diría un rotundo SI. Aunque, en el principio del fin hubiese vendido mi alma al diablo por no sufrir de esa manera, aunque tras cada desengaño buscase la forma de hacer mi corazón de hojalata para que nadie más lo rompiese. Con cada lágrima derramada crecí y aprendí, cada caída, cada abismo se hicieron menos dolorosos. Y creo que el sufrimiento, al igual que cada nuevo amor es diferente al anterior. Porque los sentimientos no son estáticos, no tienen un tope de intesidad, una barrera imaginaria que nadie cruza. Cada persona que entra en tu vida te hace sentir de una manera personal e intransferible, hace que tu corazón lata con una melodía distinta, que tus labios den besos hechos a medida para esa persona.
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