Hay días en los que una se levanta con complejo de salvadora, de Dios omnipresente y pretende hacer por otros lo que ellos no quieren hacer por si mismos: VIVIR. Quieres abrir las aguas, enseñar la luz al fondo del túnel, demostrar tu teoría irrefutable de que la vida esta para vivirla y preocuparse lo menos posible. Cuántas veces me he dicho a mi misma: acepta esto, asume lo otro, deja de darle vueltas a lo de más allá, por pensarlo las cosas no cambian, no se arreglan, no duelen menos... Aunque también reconozco que hay veces que no puedo y centrifugo ideas a mil revoluciones/minuto. Supongo que cada uno tiene su "momento", que un día algo te hace "clic" en el cerebro y decides que sobrevivir en vida no merece la pena, que hasta de lo malo se saca algo bueno, que no hay nada que no cure un abrazo, un oido amigo o un par de cervezas en buena compañía. Pero eso lo decides tú, HASTA QUE YO NO QUISE NO PUDE. Y me lo pongo en mayú para no olvidarlo, para asumir que cada uno hace y deshace su vida a su antojo, que todas las opciones son respetables. Si a veces no me entiendo ni a mi misma y soy incapaz de "salvarme" ¿cómo demonios pretendo hacer de buena samaritana? ¿Cómo voy a hacer yo algo que el otro no hace por si mismo? Además, quién soy yo para deducir, para dar por hecho que el otro lleva una mala vida y yo debo mostrarle los matices que tiene. Cada persona es única, cada cual decide el cómo, el cuando y el dónde en los capítulos de su vida y esto es algo que por desgracia se me olvida y voy al rescate de gente que ni siquiera ha pedido mi ayuda, que es feliz en su "infelicidad", que no cambia porque no quiere o no puede, porque se conforma o simplemente porque esta a gusto viviendo la vida de esa manera. Así que hoy me digo a mi misma: encárgate de tu vida, cada cual que busque su bote salvadidas o que se ahogue si es lo quiere pero tú no te metas: ocúpate de ti misma que llevas años despreocupándote de lo que te atañe, luchando por causas perdidas, muriendo por guerras que no son las tuyas. Vive tu vida que de la de los demás ya se ocupan ellos, y si en algún momento necesitan algo saben que pueden contar contigo y tus experiencias y hacer con ellas lo que quieran o simplemente...no hacer nada. Pero esas decisiones no las tomas tú sino el que tienes enfrente: salva menos y respeta más.
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