Un día, navegando por la red en busca de nuevos vídeos sobre Jorge Bucay ( psicoterapeuta y escritor argentino) encontré un cuento sobre una princesa que buscaba marido y ponía un reto a los pretendientes: pasar 365 días junto al muro de palacio para que le demostraran su amor. Al final sólo queda un candidato que la noche antes decide abandonar los muros de palacio. Conforme se iban largando los candidatos yo pensaba: es como la vida misma, se largan a la mínima complicación. Sin pelear, sin grandes esfuerzos y si acaso alguno batalla más temprano que tarde se cansa y abandona el barco. Mi sorpresa fue mayúscula cuando, el último pretendiente, ese que había estado enamorado de la princesa siempre le decía a su madre algo así: sabía que yo sería el elegido y aún así no fue capaz de evitarme una noche de dolor. Alguien que no es capaz de evitarme una sola noche de sufrimiento no merece mi amor, ¿ verdad, madre? y tras escuchar aquello comprendí más que nunca que las palabras están vacías, que soy yo quien las interpreto y que la vida no se ve sólo desde mi prisma.
Lo que pasa es que yo desde mi papel de adicta a relaciones tóxicas no veo más allá de mis narices. Y me creo que todos los hombres son egoístas, inmaduros, mentirosos e insensibles. ¡Cómo si las mujeres fuésemos todas unas santas!. Además, ¿ acaso conozco yo a todos los hombres del mundo? ¿ por qué no le doy la vuelta a la tortilla? ¿ por qué no pienso que quizás encuentro lo que busco? gente que no se compromete, almas atormentadas que decidieron apagar sus sentimientos para no sufrir nunca más. Y ahí aparezco yo en escena y me pongo a salvar vidas ajenas cuando no puedo con la mía, empiezo a valerme de las películas de amor, de los libros de romanticismo barato para justificar lo injustificable: la desidia, la falta de interés, de lucha, de respeto por quien tienes delante. Y me cuelgo de gente que no da nada, esperando que se obre el milagro y la bestia se convierta en príncipe. ¿ Qué clase de "amor" estoy exigiendo? pues uno en el que el otro debe cambiar. Y si tienes que hacer a alguien a tu antojo y semejanza es que eso ni es sano, ni es amor. Lo que pasa es que muchas noches, muchas días con sus horas no soporto estar a solas conmigo misma y busco calor donde solo hay escarcha, palacios en edificios en ruina, y amor del bueno donde solo hay una dependencia bestial, una falta de amor propio y cariño, un miedo al abandono más alto que la torre de cualquier castillo. Y muchas veces, cuando el sentido común me pica en el corazón me doy cuenta de que no puedo querer a nadie de manera sana porque no me quiero como debo a mi misma. Y al final, esa inseguridad se irradia y atrae a aprovechados o gente tocada y hundida. Como dice Coelho: " las almas atormentadas están condenada a encontrarse y multiplicar por infinito su dolor" Tal vez sea esto lo que me pase a mi, tal vez, quién sabe.
Pero como experta en desengaños amorosos que soy hoy me digo a mi misma que de amor no se muere nadie, que lo sé de sobra, que mi poder es mío y no de nadie, que es mejor vivir de pie que al lado de otro siendo su esclavo y comiendo las migajas que te tira en el suelo. Y algún día ya me despertaré y no querré salvarte la vida, algún día dejaré de engancharme a ti con cada sonido emitido de tarde en tarde por mi whatsApp, algún día mi "en línea" dejará de echar de menos tu "Escribiendo....", algún día mis estados, mis cambios de fotos, mi música y mis entradas en el blog dejarán de ser para ti, algún día dejaré de creer que lo nuestro merecía la pena, que solo tengo que darte más tiempo, que seríamos felices si tú me dejaras, si tú te abrieras, algún día, cuando vea un coche como el tuyo mi corazón dejará de lado las taquicardias, las punzadas de dolor y algún día, sólo algún día comprenderé que el destino es más caprichoso que yo y que no existe un nosotros que valga, que en tu Iglú sentimental has decidido enterrarte en vida, que yo no soy quien para derretir la escarcha de tu corazón y menos, a costa de incendiar el mío.
http://www.youtube.com/watch?v=LdkcvvO7wY0