lunes, 26 de enero de 2015

¿LA SALUD ES UN DERECHO?

De la teoría a la práctica todos sabemos que hay un mundo. Pero hay cosas con las que no se debe sacar la tijera ni por error. La salud es un derecho y la vida de una persona vale más que cualquier objetivo, que un puñado de euros. Si me preguntan a mi que ahorren en altos cargos inútiles, en el cambio de despacho del gerente de turno pero no en la calidad de los cuidados. Abrir una planta tarde mal y nunca, con mobiliario de cuando mi abuela dio a luz, no poder pedir material porque lo único que quiere la dirección es cerrar la planta lo antes posible, porque piensan en números; son cosas que a estas alturas no se deberían consentir. Como si las personas, si los que están en esa cama no fuesen humanos, gente enferma que merece unos cuidados de excelencia. Por no tener no sé tiene ni lo básico. Por faltar falta hasta mano de obra. Y al final, como lo que te importa es el que esta en la cama prefieres pasarte la mañana meándote o sin beber agua que dejar a algún paciente en pésimas condiciones. Y tiras como puedes pero lo haces por ellos, que al final son los grandes damnificados. Y para colmo encima están hasta agradecidos y se toman la situación tercermundista hasta con risas.
   Hoy hablaba con una compañera y me decía: ¿ Sabes lo qué me da más pena? que no puedo disfrutar de mi profesión, que no tengo ni cinco minutos para mirarles a la cara. Cuando éramos alumnas eso no pasaba. Y pensé que suscribía sus palabras sin cambiar ni una coma. Y si, se que muchos nos ven sentadas haciendo las altas en el ordenador, anotando cuidados o escribiendo el cambio y piensan que estamos ahí sin hacer nada, que sobra personal pero por sobrar no sobran ni las pajitas para beber, ni los equipos para poner medicación, ni las mascarillas ( esas que yo me dediqué hoy a cambiar una por uno porque me daba vergüenza ajena como estaban. Y si se acaban se repone que es lo que hay que hacer ) No hay derecho a no tener un equipo de curas o una pastilla de más, o dos manguitos para tomar las tensiones con la excusa de que quieren cerrar lo antes posible. Y si me escucha le diría al gerente que se encomiende a la Virgen porque en mi planta alta que se da cama que se ocupa. Y sería tan sencillo como tener lo justo y necesario para reponer si algo hace falta ( que por no haber ni jeringas de 20cc teníamos un día) y si sobra algo no se pierde señores jefazos. Se distribuye por otros plantas cabezas huecas. Pero bueno, es lo que tiene manejarse en euros. Que te da igual no tener colchones antiescaras, que las paredes se caigan a cachos, que los palos de gotero no encajen, que el personal esté trabajando a carreras. Lo importante es esconder la mierda bajo la alfombra y tenerles ingresados como, dónde y en las condiciones que sea. Y si ahora aparece por allí la madre de un alto cargo y la meten en ese planta pues mira ni tan mal. Pero ella no va a ir a ese sitio, a ella le espera una cama, una habitación individual con las mejores vistas y comodidades, un trato exquisito, ella no tendrá que esperar horas tirada por los pasillos de las urgencias, a ella no le dolerá todo el cuerpo de pasar demasiados minutos en camillas de mierda, en camas arcaicas, en plantas que están más para reformar que para abrirlas en esas condiciones. ¿Dónde esta la humanidad del ser humano? ¿Por qué se les olvida que trabajamos con personas? ¿por qué importan más los objetivos que los enfermos? ¿Desde cuándo la salud es un privilegio y no un derecho inamovible?

viernes, 23 de enero de 2015

PRIMERA VEZ #ComedoresCompulsivos #Experiencia

Recuerdo la primera vez que crucé esa puerta, por acordarme me acuerdo de hasta como iba vestida. Entré con la cabeza agachada, como si hubiese cometido el mayor de los pecados capitales, como si mi deshonra no se redimiera con nada. Era la última puerta que quedaba por abrir. No había psiquiatra, ni psicólogo, ni pastilla antidepresiva que me quitase las ganas de comer y me devolviese las de vivir. Iba arrastrando mis culpas, mi vergüenza, mis complejos. Tenía los objetivos muy claros: 3meses en terapia, puesta a punto para la operación bikini y aquí paz y después gloria. Me recibieron como se recibe a cualquier recién llegado y al exterminar de su vocabulario las palabras dieta y terapeutas creo que me quedé de pie por la pereza de no tener que levantarme del suelo para irme a mi casa.   Y pensé que la desesperación me había llevado al sitio equivocado, ni siquiera tuve el valor de decir lo que era, de asumir mi realidad. Solo dije soy Aida (lo de comedora compulsiva me lo comí como solía tragarme las emociones) y cuando empecé a escuchar lo que decían aquellos "expertos sin titulación" sentí que una conexión fuerte y extraña me unía a ellos. Me acuerdo de cruzar miradas con algunos, de sentir el amor en los ojos de otros, de entender que su historia era la mía pero con variantes.  Y cuando todo acabó me abrazaron, me besaron y yo pensé que era mucha confianza para el primer día, que aquellas muestras de apoyo y entusiasmo no podían ser reales. Yo, que contra más quiero menos lo demuestro, yo que no besaba ni a mis amigas, yo que solo decía "te quiero" al malnacido de turno del que me hacía adicta. Salí corriendo de allí en cuanto pude y juré no volver. Esa noche volví a atracarme. Algo me removía las entrañas, me hacía pensar, me quemaba. Y las dudas, siempre las malditas dudas en mi cabeza. Hice encuesta popular para que los demás me dijesen si me convenía seguir yendo o no. Solo una persona me dijo: no tienes nada que perder. Y aún a día de hoy no sé como seguí cruzando ese umbral pero allí sigo. 
    Y cuando veo a alguien nuevo los prejuicios me acechan pero luego tienen agallas y dicen alto y claro su nombre, su problema y lo que opinan. Y a mi me dejan sin palabras. Ojalá alguien hubiese grabado mi cara el día que fui allí. Yo las que he visto de primeras son la viva imagen de la derrota, de la esperanza sin esperanza, de quemar el último cartucho. Y sé que yo también llegué en condiciones deplorables, empachada de vivir por obligación, despojada de ilusión alguna. Y lo que se a día de hoy es que esa gente me resucitó, me enseñaron que la vida se puede vivir bien y bonito, que no hay nada para siempre, que el esfuerzo, las ganas y el hacer por uno mismo valen más que cualquier tesoro, que la vida es un carrusel con altibajos, que los defectos pueden ser perfectos, que expresar emociones no es malo, que hay momentos para el llanto y la risa, para caer y levantarse, para negar y rectificar, para abandonar y volver, para derotarrarse o estamparse contra el muro de las obsesiones. Pero la mayor lección que me enseñaron fue a superarme, a perdonarme, a amarme, a responsabilizarme de mi vida, a poner límites, a no salvar vidas ajenas cuando la mía hacía aguas, a creer, a emocionarme, a esperanzarme. Incluso me enseñaron a volver del "lado oscuro" sin necesidad de sermones, imposiciones o mítines. Su silencio cuando quieren hablar, su respeto cuando yo me lo pierdo a mi misma,su preocupación dándome mi espacio, mi tiempo de ensayo-error y vuelve a empezar es el imán que me hace volver a su encuentro, es la metadona que alivia  tanto comilona emocional, tanto daño auto inflingido. Gracias a todos ellos se que si se quiere se puede, que la esperanza es inagotable y que una vida mejor es posible si yo decido darme una tregua y firmar el tratado de paz conmigo misma. 

martes, 20 de enero de 2015

Blue Monday #DíaMásTristeDelAño

Ayer fue el "Blue Monday" el día más triste del año según los expertos. En otro momento habría usado este pretexto para deprimirme, para poner canciones tristes y mimetizarme con el día, para pensar en todo lo que anhelo para ser feliz pero que sé que no me dará más que nuevos vacíos, para contar al mundo mi desdicha, mis miserias entre líneas. Supongo que como hace poco pasé por una etapa de anestesia emocional y estoy empezando a despertar a la vida me niego a dejar que mi mente contamine lo que pienso y siento. Que viviese tan mal durante tantos años sin saberlo no me da excusa ni derecho para no cambiar mi actitud, para no dejar de pelear con la vida y los que forman de ella.Las circunstancias, el resto o los designios del destino no los puedo cambiar pero a mi si. Acepta el bombón que te da la vida y si no te gusta recuerda siempre que por quejarte, maldecir, culpar o enfadarte el problema va a seguir ahí con una mala hostia al cuadrado que nublará tu raciocinio, que ocupará un maravilloso tiempo a tu cerebro. Un tiempo en el que podrías buscar la salida a eso que hoy es un callejón sin salida. Pero no, el ser humano se culpa, se lamenta, se avergüenza, se mete en el "y si hubiera hecho esto" "y si lo otro" "voy a preguntar a unos y a otros para ver que HAGO CON MI VIDA Y MIS ASUNTOS" y al final solo consigues marearte tú y marear a los demás. Respira hondo porque no hay nada por grave que parezca que no tenga remedio, agudiza tus sentidos ya que la respuesta que necesitas muchas veces aparece en forma de amigo, pareja, película, libro o derivado. Si escuchas más y hablas menos la vida te responde, lo que ocurre, es que muchas veces negamos nuestra realidad o queremos escuchar con los oidos taponados y eso, amig@s mías se mire como se mire es una trampa. 

domingo, 18 de enero de 2015

PREGUNTAS QUE SI NO TE HACES IMPIDEN CAMBIOS #Miedo #autoestima #valor #examendeconciencia

¿Por qué le cuesta tanto al ser humano aceptarse? ¿Por qué vivimos tan mal y pensamos que lo hacemos tan bien? ¿ por qué nos engañamos, por qué nos saboteamos? ¿ por qué nos negamos a crecer como personas? ¿por qué llevamos años y años tropezando en la misma piedra y le hemos cogido cariño? Para que se produzca un cambio, un terremoto interno lo primero que debemos hacer es asumir que algo no va bien, luego no intentar engañarnos y  finalmente no justificar nuestra actitud con excusas baratas. ¿ Y cómo se traspasan esas barreras? ¿ Cómo te quitas el miedo del cuerpo? ¿ Cómo deja uno de vivir el pasado y el futuro mientras se inmoviliza en su presente? ¿ Cómo se responsabiliza uno de su vida y deja las ajenas? ¿ cómo empezamos a asumir nuestra responsabilidad en las decisiones que tomamos? ¿ Cuándo se nos meterá en esta cabeza tan dura que soy yo con lo que pienso y siento el que me hago las cosas, qué nadie me hace nada? ¿Cuándo dejaremos de culpar al universo y a las personas que nos rodean de NUESTRA vida? ¿ No es más sencillo cambiar tú, que cambiar a los doscientos que tienes a tu alrededor? ¿Acaso conocéis a alguien que intentase cambiar a otros y lo lograse? Si alguien pudo que me de razón aquí por favor. Lo bueno de echar balones fuera es que te sientes falsamente bien, eres víctima de los actos de otros, la gente te pasa la mano y encima te sientes respaldado. El problema viene después: con las noches de insomnio, con las cosas que te dices cuando haces algo "mal" ( yo siempre me digo "eres idiota"), con las enfermedades ( defensas bajas, acné, dermatitis nerviosas y así un largo etcétera) ¿Cuánto tiempo podemos estar hablando de los defectos de otra persona?  ¿Cuánto tiempo podemos hablar de los nuestros? ¿Cuándo hay que hablar de dos quién es el que empieza por uno mismo? y en caso de empezar, de ir de honestos y de conciliadores decimos en el tono más sarcástico que podemos que actuamos de tal o cual manera por lo que nos hace sufrir la actitud de nuestro interlocutor. Pagamos un precio muy alto por mentiras que ni siquiera nosotros nos tragamos. Pero es más fácil salvar vidas ajenas que mirar en nuestro interior, que comprender lo que anda mal. Porque ha nadie le gusta ver cosas que escuecen, ver que nos equivocamos, a nadie le gusta ser el capitán de su vida para LO MALO. ¿Por qué vivimos empeñados en qué este, el otro, la otra viven para hacernos daño? ¿ si no se qué coño hacer conmigo cómo diablos voy a saber que hacer contigo? ¿ Por qué siempre nos creemos nuestra VERDAD como LA VERDAD ABSOLUTA? ¿ Por qué jugamos con la doble moral de "a mi que me entiendan que mi vida ha sido una mierda" pero luego no nos molestamos en saber cómo fue la vida del otro y por qué actúa como actúa? ¿Por qué queremos hacerlo todo bien y lo hacemos tan mal? ¿ Por qué juramos que yo eso no lo haré jamás y lo hacemos? Da igual que la señal de peligro este con un neón gigantesco en el camino porque ya nos buscaremos nosotros la manera de hacernos los ciegos y de lamentarnos cuando nos acechen las consecuencias. ¿Por qué nos mata la culpa? ¿ por qué el resentimiento nos dura años y la humildad tan poco? ¿ Por qué expresar las emociones es malo? ¿ por qué llorar es de débiles? ¿Por qué asociamos una fecha con algo doloroso que nos tortura año tras año por cosas que ya pasaron? ¿Por qué nos enterramos en vida? ¿por qué tenemos el derecho a gritar, a poner mala cara, a criticar, juzgar, prejuzgar al resto pero...pobre del que lo haga conmigo? Somos tan cínicos, tan demagogos. Al final damos más vueltas que un perro para echarse para no llegar a la conclusión final, a la que hace herida y escuece: algo no va bien en mi, debo cambiar. Hay que admitirlo pero sin justificarse. Porque si me escudo en mi pasado mato cualquier posibilidad de cambio en mi presente. ¿por qué no reconocemos que la mente y los sentimientos gobiernan nuestras vidas, que somos sus peones? ¿Por qué creemos que cambiar es como un examen de la facultad? que lo hacemos y nos podemos olvidar ¿Por qué no asumimos que el ser humano sufre cambios continuos a los que debe enfrentarse y adaptarse? ¿por qué tenemos tanto miedo a la catarsis, a vomitar todas esas cosas que nos han hecho daño durante tantos años? ¿ Por qué no saco lo que estorba para qué los "cadáveres" de mi pasado no me hieran? Porque conocerse es considerado un deporte de riesgo y porque el MIEDO es más grande que las ganas de cambio, que la voluntad o la fuerza, o el arrojo o la perseverancia. Y al final todo parte de la madre de todas las bases: el autoestima. Esa maldita manía que todo hijo de madre tiene de considerarse imperfecto, inferior, desafinado, estropeado. Algunos lo expresan con la infravaloración y otros con sobrevaloración pero, tanto unos como otros ni se quieren, ni se aceptan. Y no digo yo que no haya seres excepcionales en paz consigo mismo y que apuesten por su vida, se perdonen y se cuiden pero, también creo que los podemos contar con los dedos de una mano. ¿Si tú no te quieres a ti mismo cómo diablos vas a amar a los demás? ¿ Si no tienes fe en ti mismo cómo vas a tener fe en algo o en alguien? ¿ Si desconfías de ti te crees capaz de confiar en alguien más? Pero nos resistimos a la verdad porque hacer cambios internos lleva mucho tiempo, dolor y agallas. Y estamos acostumbrados al éxito, nos educaron para hacernos pensar que si a la primera fallabas era una tragedia, que todo se debía conseguir en tiempo récord, que teníamos que hacer mil cosas a la vez y todas de manera perfecta, que había que estudiar mucho para tener una carrera, dinero y casita en la playa, nos atiborraron a películas de Disney para que comprendiéramos lo que era una pareja estupenda y la encontráramos (aunque luego en nuestra casa solo hubiese llantos, gritos, emociones ocultas y apestase a codependencia y toxicidad en cada metro cuadrado de ese nuestro "hogar") ¡Ah! y los  hijos y el perro que no falten nunca por favor, que el arroz no se te pase. ¿Por qué el mundo se ha creado en base a la competitividad? ¿Por qué la educación era como una carrera de fondo en la qué solo importaba correr a toda hostia, sin mirar el camino, sin disfrutarlo?Llega el primero, forma parte de esta sociedad ansiolítica y asfixiante con una sonrisa y sin rechistar. ¿ Por qué reaccionamos y no razonamos? ¿Por qué tenemos tanta prisas en resolver nuestras ecuaciones complejas? ¿Por qué buscamos en lo ajeno lo que esta escondido en nosotros? ¿Por qué no abrazamos, besamos, decimos te quiero a los que amamos? ¿ Por qué tratamos tan bien a los extraños y tan mal a la familia? ¿Por qué perdonamos las faltas del resto, incluso las que no tienen ni pies  ni cabeza y a la mínima que detectamos un fallo por nuestra parte sacamos al tribunal a repartir estopa, a condenarnos en el fuego eterno de "por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa"? ¿Por qué tenemos tanto miedo de conocernos? ¿Por qué actuamos para gustar a los demás? ¿Por qué su aprobación es más enriquecedora que aceptarme a mi mismo cómo siento y pienso? ¿Por qué nos levantamos de mal humor? ¿ Por qué no damos el golpe de gracia y empezamos a ocuparnos de nuestra vida y a dejar en paz la de los demás?

martes, 13 de enero de 2015

REILUSIONARSE #Libros #LuisGalindo

Llegó a mi vida como suelen llegar las mejores cosas: por casualidad. Y al principio no me gustó demasiado pero no suelo dejar un libro a medias por respeto al autor que escribe esas líneas. Pensé que era todo palabrería barata, positividad hasta el empalague pero estaba equivocada. La teoría no cambia, las bases son las mismas que he escuchado cientos de veces. Todo depende de como mires el vaso. Este libro te habla de lo realmente importante, de los prismas desde los que puedes contemplar una situación, de las pequeñas cosas que te llenan el corazón hasta desbordarlo, de gestos, de luchas diarias, de granitos de arena que acaban siendo montañas. ¿Y cómo vamos a reilusionarnos estando enfermos, en paro, con el corazón roto? ¿De dónde vamos a sacar las ganas para ver el color en este mundo lleno de injusticias, corrupción y miseria? Poniéndole ganas. Algo tan sencillo como difícil de poner en práctica. Muchas veces me paro en seco y pienso  ¿estando triste arreglas algo? ¿O maldiciendo? ¿O dándole la espalda a la vida? Este libro me recuerda lo que decía Jorge Bucay: que la felicidad es algo que ocurre de la piel para dentro y que el ser humano tiene un concepto erróneo de ella y, espera tanto de la felicidad que la ha hecho inalcanzable. La felicidad no es estar siempre contento, no se mide por cosas materiales, por éxitos, porque todo nos parezca maravilloso. La felicidad  aparece, se siente un día sin más. Pero para que deje de jugar al escondinte  es necesario que dejemos de hacerlo con nosotros mismos. Aprende a vivir contigo, acepta lo bueno y lo malo, sigue tus principios y observa que pasa, que se siente. Recuerda que todo lo que tenemos en esta vida: un cuerpo que cumple sus funciones, una familia, nuestros cinco sentidos no son derechos  sino privilegios por los que debemos dar gracias a la vida. Pero estamos tan ocupados con todo lo que queremos, con acumular bienes, éxitos y reconocimientos que descuidamos el alma, esa que requiere de nuestra atención pero que siempre esta la última en la lista, esa que hacemos enfermar, esa que nos ha llevado a ser lo que somos: una sociedad ansiolítica. 
   Lo que pretende el autor es decirmos que siempre estamos a tiempo de decirle Si a la vida, que pequeños gestos pueden hacer muy grande nuestra existencia, que reilusionarse, como todo, es una cuestión de actitud. 

sábado, 3 de enero de 2015

IDIOTA

Idiota yo por creerme la mentira, por esperar al "algún día", por pensar que me querías, por consentirte, por idiolatrarte.Idiota yo por tragarme tu película, tu teatrillo de poca monta, por estar dispuesta a dejarlo todo, por no ser feliz y no tener el valor, ni el amor propio de plantarme. Idiota yo por esforzarme, por ser tu juguete cuando no tenías nada que hacer, por tus ausencias. Esas que sospechamente coincidían con tus salidas nocturnas. Idiota por creer que estabas celoso, que me querías en tu vida. Idiota por no ver tu juego sucio, tu cobardía, tu doble cara. Idiota yo por aguantar tus manías, tus desplantes, tú maldito amor envenenado. Idiotas mis lágrimas, mi corazón oxidado de tanto llorarte. Idiota mi voz por cantarte Sabina, por recitarte frases de libros, idiotas mis dedos por escribirte, idiota mi maldita manía de regalarte el mundo, idiota por despertarme a prepararte el desayuno, idiota por todas las sorpresas, por todos los collage, por las noches frías en el campo de fútbol, por ser la imbécil a la que paseaste como a un mono de feria, idiota por contarte cosas que muchos no saben, idiota por excusarte, por defenderte, por estropear una barra de labios escribiendo mentiras, idiotas mis labios por besarte hasta desgastarme, idiota mi cuerpo por amarte, por abrazarte, idiota por hacer el idiota, por ser más cariñosa de lo que he sido en mi vida, idiota por confiar en ti, por no querer un Febrero y no tener la valentía de decirte: tenemos que hablar. Idiota por soñarte, por recordarte, por padecerte. Idiota yo por toda la mierda que he aguantado, por ser "tu chica para todo", por ser una completa ausente en tu muro de facebook, en tu Whatsapp, en tu mundo de perfección y éxito. Idiota por no dejar de ser la misma idiota de siempre, idiota por soñar tus sueños, por eclipsarme con tu mirada y tus mentiras caramelizadas, idiota por creerme tu reina y no ser más que tu absurda cenicienta: ¡idiota!