No creo que pueda decirte nada
que no hayas escuchado ya pero necesito cerrar la herida. Me da rabia la manera
en que te fuiste, todas las incógnitas que mi mente no podía despejar. Tu
actitud “tan de novio” para luego ir evaporándote, desapareciendo de mi vida
día a día con largas, con medias tintas, con excusas. Me da rabia que me
partieses el corazón dos veces, que no me dieses un final mejor, que
antepusieses al resto a mí, que pensases que solo amaba tu chequera. Me da
rabia tu desprecio, la manera tan gratuita y cobarde que tuviste de irte. Me da
rabia que no me dijeses que no eras feliz, que tú vida y la mía ya nunca serían
una, que estabas en proceso de desintoxicación de esta relación; que, más que
eso resultó ser una adición. Me da rabia haberte visto tan feliz en navidad,
que me ignorases como si nunca hubiésemos sido nada. Me da rabia no sentir
rabia pero, es que nos hemos querido mucho. Te quiero por esa manera que
tuviste de decirme el primer “te quiero” (borracho y tapado con una sábana) ,
por escribirme en una servilleta de un bar que eras mi “querido novio” , por
esas notas que me dejabas cuando te ibas a trabajar. Hace meses encontré una y
las lágrimas se quedaban cortas para expresar tanto dolor, tanta pena, tanta
luz cuando ya todo está a oscuras. Y es que una vez fuimos muy felices, aunque
ahora ni siquiera nos acordemos. NO sé como pudimos matar aquello. Te quiero
por el deseo y la ternura con que me mirabas a veces, por aquel día en el que
me dijiste “ es que yo miro a otras y sólo te veo a ti” , te quiero por ese
amor tan grande que tienes y que nunca has sabido expresar, por tantas
situaciones duras a mi lado, por las veces que empezábamos a reírnos y no
podíamos parar, porque nunca te cansabas de regalarme cosas con esa ilusión a
pesar de mis desplantes, te quiero por todos esos días en Barcelona en los que
me hacías el zumo mientras yo me quedaba
en la cama, por el invierno que pasamos, recorriendo Tarragona y Girona,
creyendo que todo era posible, por la sensación de “yo también te quiero” que
me invadía cuando nos íbamos de boda juntos y pensaba: yo quiero todo esto
contigo y más. Te quiero porque sé que me querías, porque cuando yo perdía las
fuerzas tu siempre tirabas de mí, decías que teníamos que seguir porque lo
nuestro daba para escribir un libro, te quiero porque supe lo que es que me
quisiesen, por lo orgulloso que te sentías de mi a veces, por todo lo que sé de
ti y probablemente muchos no sepan. Te quiero porque eres todo sentimiento
contenido.
Pero esta carta no implora, no ruega una millonésima oportunidad, un
capítulo más en este libro de historias tuyas y mías. Este es el punto y final
a algo que prolongamos demasiado, a una adición, a algo tan bonito como
destructivo. Para mí lo nuestro es como la primera gota para el alcohólico,
como la primera calada para un fumador. Y necesito dejar de vivir en este mono
permanente, olvidar ese delirium tremens de un corazón partido. Necesito
reconstruir estas ruinas, salir de este dolor en el que me metí como en un
bucle. Necesito limpiar esta herida y cerrarla, sin suturas por segunda
intención. Y me duele el alma al recordar ese dolor de hace casi un año, esas
noches de insomnio, de llorar y sentir que me partía por la mitad, que esa pena
no se iría nunca, de buscar sin respuesta el consuelo en antidepresivos y
psicólogos, de saber qué es lo que fallaba en mí para que todos os largaseis. Y
ahora entiendo que en el amor no hay vencedores ni vencidos, ni un bueno ni un
malo o una víctima y un verdugo; sólo dos personas que no empastan, que no se
amoldan y la colisión es como un choque de trenes, como esos aviones que fueron
contras las torres gemelas aquel 11S. Ninguno de los dos está mal, es así de
simple. Y todo lo que me da rabia y lo que quiero de ti también me lo digo a mí,
porque en el fondo somos muy parecidos. Perdonémonos, dejemos el odio, la ira y
el rencor de lado. Fueron muchos años juntos, no quiero que el último recuerdo
que tengamos sea el de una lucha a vida o muerte. Y tampoco pretendo cafés o
llamadas los fines de semana, con un hola y un adiós me conformo, con ser feliz
y que lo seas, con aprender de nuestros errores y que seamos capaces de amar a
otras personas. Sin más, me despido. ADIÓS
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