sábado, 3 de diciembre de 2016

Bienvenido al final de este bonito principio

"Nadie dijo que fuera fácil" Se me viene inevitablemente esta frase a la cabeza. Por el momento, por las formas, por vete tú a saber que más. Porque cuando crees que ya lo sabes todo, que no vas a tropezar más con la piedra vas y te das la hostia de tú vida. Y vuelven la culpa, las preguntas, el "paren el mundo quiero bajarme" Pero la vida sigue, los trenes pasan y hay que respirar hondo y decidir moverse. Porque si no todo se marchita de estación en estación, de sueño en sueño. Y vives de promesas y mueres consumido por tus ilusiones. Y vuelve el miedo. El miedo a todo y a nada, al error, al abismo, a la falta de garantías que viene implícito en el vivir. Y es que quien no arriesga no gana pero es que me da tanto miedo perder que a veces prefiero no moverme para no saber que vendrá después. Pero eso tampoco me hace feliz. A veces incluso me planteo si seré capaz de dejarme algún día serlo. Porque la vida vuela mientras yo levito entre mis miserias y mis fantasmas. Y esta fase estaba superada hasta que dejó de estarlo. 
   Me he dado cuenta, por enésima vez en esta vida que el miedo no me deja vivir como quisiera, que me quedo en el quiero mientras pienso que no puedo y que hagas lo que hagas has de hacerlo pensando en ti. A fin de cuentas nacemos y morimos solos. Esto no es el cuento que me vendió Walt Disney y yo estoy ya muy mayor para creer en príncipes azules. Y creo que es precisamente esto lo que me atormenta y me lleva quitando el sueño más noches de las que quisiera. Vivo como si mi vida fuera un examen tipo test y me faltase el profesor que me dijese si estoy aprobada o me quedo para Septiembre. Necesito que me digan si lo que pienso esta bien, mal o regular, si hacer esto o lo otro es lo correcto y al final... soy una marioneta en el teatro de mi vida. Nunca me gustaron los directos, los sobre la marcha. Siempre he necesitado seguir un guión, corregido un millón de veces por mi tribunal interno y si algo se improvisa yo entro en pánico. Por la manía de controlarlo todo, de querer saber las respuestas antes de hacer las preguntas. Y a estas alturas me digo a mi misma ¿qué coño haces? ¿Cuándo te vas a dejar vivir? ¿Tan malo es equivocarse? Y he pensando, en medio de tanto caos que me tengo que escuchar más, que las corazonadas son impulsos de los buenos, que el error esta en no intentar algo, que mis decisiones tienen que aportarme felicidad única y exclusivamente a mi. Y me jode admitirlo pero hay vacíos que no se llenan con nada ni con nadie. Si yo no me salvo, nadie lo va a hacer. Si yo no peleo por mis sueños se van a quedar en papel mojado. Y no quiero eso más.
     A veces me pregunto ¿cómo se hace? ¿Cuál es el secreto para capear el temporal? Porque hay mucha gente por ahí viviendo vidas que jamás nadie debería vivir y con una sonrisa en los labios. Y yo me veo en una buena vida haciéndola mala. Quizás sea la manía de estar acostumbrada a vivir tan mal lo que me frena. Pero hoy no quiero esconderme. Hoy quiero que entre la luz por la ventana, quiero tomar decisiones, explorar nuevos caminos, darme cuenta de todo el potencial que esta sepultado entre tantos kilos de miedo. Hoy he decidido limpiar la mente, pelear por mi, grabarme a fuego el "a ti te quiero, pero a mi más" , silenciar mis coros griegos y sus miedos. Hoy, como otro día cualquiera es un buen día para ponerme en pie y empezar de nuevo.