sábado, 27 de junio de 2015

QUE NADIE

Que nadie te diga nunca que no puedes hacer esto o lo otro, que tu felicidad sea solo tuya y no dependa de nadie más, que la responsabilidad de TUS ACTOS no se la cargues a otros, que nadie te eclipse con sus ruidos y te impida escuchar lo que realmente quieres, que hagas lo que hagas lo hagas porque así lo has decidido, que nadie te cambie, que jamás sientas la necesidad de querer cambiar al otro, que respeten y respetes los sentimientos ajenos. Recuerda que la confianza es algo que te pasa, que no implica compromiso o lealtad por parte del otro. Que nadie te haga sentir culpable, que jamás culpes al otro de las emociones a las que te arrastran tus sentimientos, que la enfermedad del "y si" te pille fuera de casa y puedas vivir el hoy como sino hubiese un mañana. Que solo vuelvas al pasado para aprender de el, que no eclipsen el sol tus "castillos en el aire", que las películas de Disney y de amor eterno no te pongan una venda en las ojos y te hagan sufrir por no tener un cuento de hadas. Que si el final no es feliz recuerdes siempre que todo (hasta lo que duele) ocurre por algo y que si no sale bien es que aún no es el final. Que tus complejos te dejen vivir, comer, reír y amar como te de la real gana. Que abras los ojos de una vez y por fin te des cuenta de que la vida es un privilegio: no un derecho. Que las lágrimas de tus ojos sean de alegría. Y si son de tristeza que tengas el valor suficiente para llorarlo todo. Porque lo que no expresan tus ojos lo acaba llorando otro órgano de tu cuerpo. Que tengas siempre presente que el resentimiento envenena y paraliza y que el perdón te permite avanzar, te libera del otro. Que tu vida este llene de paz, que no le declares la guerra hasta tu sombra. Que no sufras por canciones, que no te pienses que las películas cuentan tu historia, que leas un libro y sientas que una parte de ti se quedó entre esas páginas. Que jamás intentes que el otro entienda porque es más fácil entender que el otro no entiende. Que recuerdes que de amor no se ha muerto nadie, que el corazón tiene una herida que acabará cicatrizando, que más tarde o más temprano volverás a reir, volverás a disfrutar del sol, del viento en tu espalda, de todo aquello que amabas y quedo sepultado por el dolor. Un día dejarás de echar de menos para echar de más y dejarás de sobrevivir para volver a vivir. Recuerda que nadie es indispensable, que estar solo a veces, es una necesidad y no un castigo, que para encontrarse muchas veces es necesario perderse. Por último: grábate esto a fuego, repítelo como una plegaria y haz una copia de seguridad en tu disco duro para que ningún formateo logre borrarlo: TODO LO QUE NECESITAS ESTA DENTRO DE TI MISMO. Sólo necesitas bajar el volumen de tus pensamientos, respirar hondo, escuchar lo que te piden tus entrañas y tener el coraje de llevarlo a cabo.